martes, 21 de junio de 2011

COCLUSION

Es indudablemente cierto que el uso masificado de cosméticos se ha generalizado en el actual siglo. De un concepto netamente decorativo, han pasado a constituirse en elementos de primera necesidad y, cada vez es mayor el número de personas que se han convencido de que el cuidarse adecuada e integralmente la piel, el órgano vivo y vital más extenso y, principalmente, más expuesto del cuerpo humano, es un hecho que reporta grandes beneficios.



El órgano piel, tan complejo y completo, que debe cumplir con importantes y delicadas misiones dentro del esquema metabólico integral del organismo, es muy agradecido y las acciones de limpieza, tonificación, conservación y nutrición ya van siendo cada vez más comunes y dentro de la rutina de la atención integral del cuerpo. Ellos son instrumento esencial para mantener la eudermia o normalidad del órgano cutáneo. Y eso lo saben muy bien los químicos cosméticos que desarrollan, adaptan y formulan productos de la más alta calidad, las cosmetólogas o esteticistas que poseen cada vez un mayor conocimiento de las características biológicas de la piel, y los médicos, que por fin van entendiendo que la complementación médico-cosmetóloga, lejos de crear problemas, inquietudes o suspicacias, es cada vez más útil y necesaria.

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